miércoles, 15 de febrero de 2012
miércoles, 8 de febrero de 2012
Cuanto Cotiza tu Muerte?
Cuantas veces escuchamos en el trabajo, en el transporte público,
en un bar o en el supermercado la penosa frase “Hay que prender fuego las
villas”, de que estamos hechos?. Tanto odio hay en nuestra sociedad, gente que
se pone feliz por un cáncer, por una muerte, por el dolor ajeno.
Y ahí están pendientes los medios, cotizando el valor de las
vidas, en una suerte de bolsa de comercio, en la que la sangre no siempre tiene
el mismo color, si el color de la piel oscurece.
Casi siempre me impactan las muertes de personas que van a
trabajar y, ya sea por un accidente o por inseguridad, ven sus vidas arrancadas
impunemente, como pasó con el chico de 19 años en Lomas de Zamora que fue
atropellado salvajemente por, justamente otro chico de 15, inimputable él, con
su mama vacacionando en Brasil, cuando veo como trataron el tema los adalides
de la moral tengo que citar nuevamente al músico rosarino y decir que me dan
Asco, lo del pibe fue una tragedia, un accidente, una travesura, si el color de
la piel oscurece estarían hablando de bajar la edad de la imputabilidad.
Días atrás muere de manera dudosa una modelo, ni muy
conocida ni muy desconocida, una pena que muera una chica de 27 años, pero la
exacerbación de la belleza hace todo morboso, y si es rubia mas, la muerte no
distingue ni colores de piel ni de cabello ni belleza ni fealdad, aunque los
comunicadores nos quieran hacer creer lo contrario.
jueves, 2 de febrero de 2012
Un Encuentro en La Ruta
El viaje se hacía largo, el coche cama era más coche que
cama y mi espalda empezaba a reclamarme. Paramos en General Acha, donde siempre
paran los micros que van para el Sur, baje, caminé, estiré un poco las piernas,
en eso viene una 4 X 4 a una velocidad desmedida, para, se bajan 3 o 4
personas, ya no me acuerdo, tampoco importa. Quien conducía me mira como
conociéndome, yo entre somnoliento y contracturado lo miro pero sin ver, me
saluda, ahí presto más atención y lo reconozco.
Nunca fui un buen negociante, siempre compré caro y vendí
barato, no sé si es un gen familiar o un maleficio ancestral, pero es una
realidad. Con esos antecedentes ponerme al frente de un emprendimiento
comercial no creo que haya sido la mejor de las ideas, pero era en otro tiempo
y en otro lugar. Y de ahí conocía al apresurado conductor, viví un par de años
en Trenque Lauquen, capaz que algún día termine “Hombre De Campo”, la novela
que empecé a escribir viviendo allí, cuando tenía más tiempo, por delante.
Se llamaba Esteban, el apellido, además de no ser relevante
para el relato, tampoco lo recuerdo. Era el propietario del principal comercio
de maquinarias agrícolas de la zona, un predio enorme en el que trabajaban no
menos de 50 personas. Un día entra a mi local, y me compra 3 computadoras, así,
como quien compra un detergente, saca del bolsillo un fajo de billetes y me
deja la seña, una vez que las termine de configurar se las llevo a su comercio.
Su secretaria me hace pasar, linda, joven, era muy evidente que sus funciones
no terminaban con la jornada laboral, un trofeo, eso parecía, pero como todo
trofeo, hueco por dentro.
Mientras estoy instalando los equipos, en esa época la
división de tareas en la empresa era muy clara, me dedicaba a la venta,
instalación, posventa, higiene, finanzas y tenía a mi cargo la gerencia de Insomnes,
Esteban me llama, acabo de recordar el apellido, pero bueno, no tiene
importancia.
Recostado sobre su enorme sillón me dice “quiero que te
hagas cargo de la parte informática de mi empresa” ahí se me ocurrió cobrarle
mensualmente un abono, estuvo de acuerdo y
empezamos.
Quedan 10 minutos grita el chofer, me apuro para terminar el
sándwich antes de subirme al micro, y me tocan el hombro, como andas me dice,
te acordas quien soy? Asentí, no tenía manera de comunicarme de otra forma que
no fuera gesticulando, el pan del sándwich ya había pasado su época de
esplendor cuando me toco en suerte ingerirlo, una vez recuperado conteste con
educación.
Con el correr del tiempo mi desinterés por permanecer en el
lugar y la caída en las ventas fueron empujándome a dejar la ciudad y volver a
Buenos Aires, mientras tanto, Esteban pagaba cuando quería, un 5, un 8 un 23 o
dos meses juntos. Llamaba a la secretaria y me decía “El Señor esta en Buenos
Aires” como si estuviéramos en la época de la conquista del desierto.
Un día, harto, tanto de la situación como del desarraigo,
entra Esteban y, como era su costumbre, saca el fajo de billetes separa un par
y me paga, casi sin dejar de hacer lo que estaba haciendo, nada relevante
seguramente, le digo, no trabajo mas con vos, me mira con una mezcla de bronca
y de incredulidad preguntándome él porque, si bien la decisión la había tomado
y había ensayado un parlamento en el cual le hablaría de la integridad y que a mí
no me importaba su dinero sucio, solo atine a decirle, con negreros no trabajo.
Se fue, y no lo vi más hasta esa noche.
Cuando me puse de pie para saludarlo, me sorprendió ver que
la que era su secretaria hoy es su
mujer, probablemente alguien ocupe su lugar en la empresa, solo cambian los
roles, siempre es igual, tan aberrante como simple.
El Principio de Pascal ha quedado nuevamente Demostrado
De los creadores de “La Inercia causó dos nuevas muertes”
llega “El Principio de Pascal ha quedado demostrado en la Ciudad Amarilla”.
Hemos reiterado hasta el hartazgo, aquellos que compartimos
este espacio, el blindaje descarado que realizan la mayoría de los medios sobre
la Gestión(¿?) del Ingeniero Macri, pero llegar a contradecirse al punto de
señalar que “La ciudad está aguantando (textual) perfectamente la tormenta”
mientras las cámaras muestran como un Río caudaloso se lleva un Ford Escort a
la deriva.
El tratamiento que han llevado adelante con el tema de la
tarjeta SUBE, que lo único que hace es salvaguardar el subsidio para que los
usuarios no vean alterados sus ingresos, llenando de paranoia a una clase
propensa a ella mientras omiten descaradamente o trasladan la culpa al gobierno
nacional del inverosímil aumento del 125 (que numero) % en los subtes, causa estupor.
Si lanzan un mail diciendo que además de la SUBE necesitan la BAJE para descender del 132 se lo creen, con
tal de despotricar contra la “Yegua” que se quiere quedar con sus ahorros,
mientras las autopistas se atestan en los cambios de quincena de gente que va a
vacacionar.
Es raro el argentino, no dejo de sorprenderme en los sitios
que frecuento que los mas exacerbados opositores a este modelo son justamente los que se sirven
de él y mejor les va.
Un periodista decía días atrás que no hay que preocuparse más
en lo que dice oculta o deja de decir Clarín, a pesar de la mas bestial campaña
desde los medios que se haya visto en este país desde el retorno de la
democracia en el año 1983, el gobierno nacional obtuvo luego de 8 años de
gestión más del 54 % de los votos en las elecciones de octubre pasado. Por
momentos coincido con ese argumento, por momentos no, cuando uno mismo, siempre
alerta a las operaciones, se cree por un momento la “Censura” de la que en
teoría fue víctima Raly Barrionuevo y luego se constata mediante el video que
no existió dice, todavía queda mucho por hacer. La constante contradicción de
bramar por la libertad de prensa justamente ejerciéndola desde sus medios.
Una metáfora de lo que les relato es ese desprevenido que
vendió el auto para comprar dólares Blue, seguramente hoy sentirá alivio, la
SUBE se puede tramitar por internet.
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