miércoles, 8 de febrero de 2012

Cuanto Cotiza tu Muerte?


Cuantas veces escuchamos en el trabajo, en el transporte público, en un bar o en el supermercado la penosa frase “Hay que prender fuego las villas”, de que estamos hechos?. Tanto odio hay en nuestra sociedad, gente que se pone feliz por un cáncer, por una muerte, por el dolor ajeno.
Y ahí están pendientes los medios, cotizando el valor de las vidas, en una suerte de bolsa de comercio, en la que la sangre no siempre tiene el mismo color, si el color de la piel oscurece.
Casi siempre me impactan las muertes de personas que van a trabajar y, ya sea por un accidente o por inseguridad, ven sus vidas arrancadas impunemente, como pasó con el chico de 19 años en Lomas de Zamora que fue atropellado salvajemente por, justamente otro chico de 15, inimputable él, con su mama vacacionando en Brasil, cuando veo como trataron el tema los adalides de la moral tengo que citar nuevamente al músico rosarino y decir que me dan Asco, lo del pibe fue una tragedia, un accidente, una travesura, si el color de la piel oscurece estarían hablando de bajar la edad de la imputabilidad.
Días atrás muere de manera dudosa una modelo, ni muy conocida ni muy desconocida, una pena que muera una chica de 27 años, pero la exacerbación de la belleza hace todo morboso, y si es rubia mas, la muerte no distingue ni colores de piel ni de cabello ni belleza ni fealdad, aunque los comunicadores nos quieran hacer creer lo contrario.

jueves, 2 de febrero de 2012

Un Encuentro en La Ruta

El viaje se hacía largo, el coche cama era más coche que cama y mi espalda empezaba a reclamarme. Paramos en General Acha, donde siempre paran los micros que van para el Sur, baje, caminé, estiré un poco las piernas, en eso viene una 4 X 4 a una velocidad desmedida, para, se bajan 3 o 4 personas, ya no me acuerdo, tampoco importa. Quien conducía me mira como conociéndome, yo entre somnoliento y contracturado lo miro pero sin ver, me saluda, ahí presto más atención y lo reconozco.
Nunca fui un buen negociante, siempre compré caro y vendí barato, no sé si es un gen familiar o un maleficio ancestral, pero es una realidad. Con esos antecedentes ponerme al frente de un emprendimiento comercial no creo que haya sido la mejor de las ideas, pero era en otro tiempo y en otro lugar. Y de ahí conocía al apresurado conductor, viví un par de años en Trenque Lauquen, capaz que algún día termine “Hombre De Campo”, la novela que empecé a escribir viviendo allí, cuando tenía más tiempo, por delante.
Se llamaba Esteban, el apellido, además de no ser relevante para el relato, tampoco lo recuerdo. Era el propietario del principal comercio de maquinarias agrícolas de la zona, un predio enorme en el que trabajaban no menos de 50 personas. Un día entra a mi local, y me compra 3 computadoras, así, como quien compra un detergente, saca del bolsillo un fajo de billetes y me deja la seña, una vez que las termine de configurar se las llevo a su comercio. Su secretaria me hace pasar, linda, joven, era muy evidente que sus funciones no terminaban con la jornada laboral, un trofeo, eso parecía, pero como todo trofeo, hueco por dentro.
Mientras estoy instalando los equipos, en esa época la división de tareas en la empresa era muy clara, me dedicaba a la venta, instalación, posventa, higiene, finanzas y tenía a mi cargo la gerencia de Insomnes, Esteban me llama, acabo de recordar el apellido, pero bueno, no tiene importancia.
Recostado sobre su enorme sillón me dice “quiero que te hagas cargo de la parte informática de mi empresa” ahí se me ocurrió cobrarle mensualmente un abono, estuvo de acuerdo y  empezamos.
Quedan 10 minutos grita el chofer, me apuro para terminar el sándwich antes de subirme al micro, y me tocan el hombro, como andas me dice, te acordas quien soy? Asentí, no tenía manera de comunicarme de otra forma que no fuera gesticulando, el pan del sándwich ya había pasado su época de esplendor cuando me toco en suerte ingerirlo, una vez recuperado conteste con educación.
Con el correr del tiempo mi desinterés por permanecer en el lugar y la caída en las ventas fueron empujándome a dejar la ciudad y volver a Buenos Aires, mientras tanto, Esteban pagaba cuando quería, un 5, un 8 un 23 o dos meses juntos. Llamaba a la secretaria y me decía “El Señor esta en Buenos Aires” como si estuviéramos en la época de la conquista del desierto.
Un día, harto, tanto de la situación como del desarraigo, entra Esteban y, como era su costumbre, saca el fajo de billetes separa un par y me paga, casi sin dejar de hacer lo que estaba haciendo, nada relevante seguramente, le digo, no trabajo mas con vos, me mira con una mezcla de bronca y de incredulidad preguntándome él porque, si bien la decisión la había tomado y había ensayado un parlamento en el cual le hablaría de la integridad y que a mí no me importaba su dinero sucio, solo atine a decirle, con negreros no trabajo.
Se fue, y no lo vi más hasta esa noche.
Cuando me puse de pie para saludarlo, me sorprendió ver que la  que era su secretaria hoy es su mujer, probablemente alguien ocupe su lugar en la empresa, solo cambian los roles, siempre es igual, tan aberrante como simple.


El Principio de Pascal ha quedado nuevamente Demostrado

De los creadores de “La Inercia causó dos nuevas muertes” llega “El Principio de Pascal ha quedado demostrado en la Ciudad Amarilla”.
Hemos reiterado hasta el hartazgo, aquellos que compartimos este espacio, el blindaje descarado que realizan la mayoría de los medios sobre la Gestión(¿?) del Ingeniero Macri, pero llegar a contradecirse al punto de señalar que “La ciudad está aguantando (textual) perfectamente la tormenta” mientras las cámaras muestran como un Río caudaloso se lleva un Ford Escort a la deriva.
El tratamiento que han llevado adelante con el tema de la tarjeta SUBE, que lo único que hace es salvaguardar el subsidio para que los usuarios no vean alterados sus ingresos, llenando de paranoia a una clase propensa a ella mientras omiten descaradamente o trasladan la culpa al gobierno nacional del inverosímil aumento del 125 (que numero) % en los subtes,  causa estupor.
Si lanzan un mail diciendo que además de la SUBE necesitan la  BAJE para descender del 132 se lo creen, con tal de despotricar contra la “Yegua” que se quiere quedar con sus ahorros, mientras las autopistas se atestan en los cambios de quincena de gente que va a vacacionar.
Es raro el argentino, no dejo de sorprenderme en los sitios que frecuento que los mas exacerbados opositores a  este modelo son justamente los que se sirven de él y mejor les va.
Un periodista decía días atrás que no hay que preocuparse más en lo que dice oculta o deja de decir Clarín, a pesar de la mas bestial campaña desde los medios que se haya visto en este país desde el retorno de la democracia en el año 1983, el gobierno nacional obtuvo luego de 8 años de gestión más del 54 % de los votos en las elecciones de octubre pasado. Por momentos coincido con ese argumento, por momentos no, cuando uno mismo, siempre alerta a las operaciones, se cree por un momento la “Censura” de la que en teoría fue víctima Raly Barrionuevo y luego se constata mediante el video que no existió dice, todavía queda mucho por hacer. La constante contradicción de bramar por la libertad de prensa justamente ejerciéndola desde sus medios.
Una metáfora de lo que les relato es ese desprevenido que vendió el auto para comprar dólares Blue, seguramente hoy sentirá alivio, la SUBE se puede tramitar por internet.