viernes, 5 de octubre de 2012

39


Cuando me echaron de SOMISA no sabia que hacer, Carlos, mi amigo de la infancia, me insistía para abrir una agencia de Remises, yo no quise, nunca me gustó manejar. Use la plata de la indemnización y puse un Kiosco, los primeros meses alcanzó, pero después abrieron uno a la vuelta y otro a mitad de cuadra, ahí tuve que cerrar, en la ciudad no había un peso.
A Carlos mejor no le fue, paso de tener la única agencia de la Calle San Martin a tener la agencia mas cara de la calle San Martin, en un par de meses se comió toda la indemnización, y su dignidad también. Pobre Carlos, no soportó y se voló la cabeza.
Yo aguanté, nos fuimos para la ruta y empezamos a cortarla. Alguno llevaba algo para tirar en la olla, comíamos lo que podíamos, no sabíamos que, todo tenía el mismo gusto.
Nunca fui a la escuela, nunca me gustó, pero laburar, laburé siempre, desde los 15, mis viejos, gringos, me lo enseñaron, o estudias o trabajas y yo trabajé, mucho, con frio, con calor, las heladas en el campo no son fáciles, pisar esa escarcha con alpargatas te hacen pensar  mucho en Dios.
Siempre me acuerdo cuando en uno de los cortes, un hombre pelado nos insultó diciéndonos “Negros de mierda” y mi hermanito mas chico se reía como loco, cuando le pregunte porque se reía me dijo “Nosotros somos rubios José”.
Con la flaca nos fuimos para Capital, en mi pueblo no había mas que hacer, nos quedamos en la casa de la prima de ella, nos presto una pieza y ahí nos quedamos un tiempo, por suerte la flaca no es pretensiosa, se puso a trabajar en una agencia de remises, cobraba un peso por hora, 12 horas sentadita ahí, me partía el alma verla.
Busque varios días que hacer hasta que un contratista me llevo a trabajar con el en la construcción, muchas horas, mucho trabajo por apenas unas monedas.
Andaba colgado de los andamios todo el día, el cansancio a veces te juega una mala pasada y corres riesgo, mi viejo siempre decía que en los malos momentos había que apechugarla, y este era un mal momento.
Vivir en Berazategui y trabajar en capital hace que tu vida dependa de él tren, si el tren anda mal llegas a tu casa, que no es tu casa, tarde y muy cansado, y el cansancio hace que las relaciones sean complicadas, con tu esposa, con quien te da lugar para vivir, pero el viejo decía que hay que apechugarla y yo lo hacia, el asfalto estaba caliente y yo tenía el cuerpo frio.
Cuando era pibe me gustaba jugar a la pelota, y la verdad, plata para zapatillas no había, nunca me olvido la paliza que me pegó mi vieja el día que jugué con los zapatos y los raspé, pobre vieja, después le dio culpa y me compró unas Flecha, que feliz me sentí, ese olor a nuevo, correr hasta el cansancio, mi vieja se murió un domingo, como para no molestar, mi viejo aguantó sin ella solo 6 meses, estaba cansado.
Algunos domingos nos vamos a la Feria de los Pájaros, comemos algo a la pasada y caminamos mucho, si esta lindo nos sentamos en el parque a mirar los arboles y extrañar, los recuerdos siempre parecen mejores, “A veces Dios sabe porque hace las cosas” me dice la flaca, inquebrantable como siempre, “que hacíamos con un pibe ahora?”, mucho no me convence, cuando perdimos el embarazo me sentí muy mal, y eso que no soy de bajonearme.
Ahora que llegó el verano se hace difícil dormir en la piecita, me acuerdo cuando íbamos a pescar con mi viejo y mis hermanos, no se si el menor había nacido, todo esta muy confuso hoy, esa noche que nos sorprendió el diluvio y no sabíamos como resguardarnos, fue la única vez en mi vida que lo vi asustado al viejo, ni siquiera cuando vinieron esos dos tipos a cagarlo a trompadas porque no sé que había dicho de los milicos, “esta vez te salvas, pero apareces flotando en el Paraná si seguís jodiendo” le dijeron, yo estaba aterrado, uno de bigotes lo percibió y me acarició la cabeza, capaz que no son tan malos pensé, que inocente que era, nunca entendí de política, siempre fui peronista, porque mis viejos lo eran, mi vieja me hablaba de Evita y se ponía a llorar.
Este mes estoy jodido, el patrón todavía no me pago la quincena, me dice que la cosa esta complicada con todo esto del corralito, yo no entiendo nada, una vez fui a un banco a pedir un préstamo, me pidieron tantas cosas que si las hubiese tenido no necesitaba pedirlo, anoche el tren andaba mal, llegué tarde a casa y en la esquina estaba la policía, me contaron que los vecinos se llevaron las cosas del supermercado chino, yo nunca me llevé nada que no sea mio, eso no me gusta.
El patrón nos hizo ir temprano al trabajo hoy, por las dudas se arme lio, nos dijo, pero al mediodía cerraron todo así que nos fuimos a comer un pancho con mis compañeros de trabajo, los colectivos no pasaban por la 9 de julio, esta todo cortado, en una televisión chiquita vi como la policía les pegaba a las madres de plaza de mayo y ahí no me aguanté, el asfalto esta caliente pero el cuerpo lo tengo helado.
Mi viejo admiraba a esas mujeres, era duro el viejo, pero cuando las veía decía “A estas mujeres le mataron a los hijos, lo que debe doler eso” y yo me ponía incomodo, me daba vergüenza ver como se le llenaban los ojos de lágrimas, que tonto que fui, si hoy lo tuviera como lo abrazaría.
Sergio me acompañó hasta la plaza de mayo, pero no se podía respirar, tiraron gases lacrimógenos y se escuchaban tiros, no sabíamos si eran de balas de goma o de plomo, pero yo no tenía miedo, Sergio me dijo “hasta acá llego” y se fue para Constitución, yo estuve a punto de seguirlo, pero estaba enojado.
Tengo la remera toda mojada, hace mucho calor, todo esta confuso hoy, todos corren, un hombre grandote me abraza fuerte y me dice aguanta pibe y yo no entiendo nada, no sé que me pasa pero estoy tirado en la calle, y ahí me doy cuenta que estoy herido, la flaca se va a enojar, si estoy lastimado como hago para trabajar, mira la cagada que me vengo a mandar, pero no puedo quedarme quieto si veo lo que están haciendo.
El asfalto esta caliente pero yo no paro de temblar, muchos me miran y gritan desesperados, yo les agradezco, no me conocen y están ahí ayudándome, el tipo grandote me pide que no hable, pero ya es tarde, soy uno de los 39.