Julio del 2001, el país empieza un lento desandar hacia el fondo del océano, mientras tanto la empresa en la que trabajaba Juan, el tiempo del verbo trabajar no esta conjugado así de manera caprichosa, ya que la compañía en cuestión, decretaba la quiebra para esa fecha.
No eran buenas épocas para buscar empleo…la desocupación sumada a la subocupación alcanzaba a casi la mitad de los argentinos.
Pobre Juan, vivía en una casa en la ciudad de Quilmes, casa que había “comprado” mediante un crédito hipotecario a 25 años, a esa altura recién llevaba canceladas cuatro años de la hipoteca, eso sumado al 25 % que tuvo que desembolsar en el momento de realizar la “compra” equivalía según la matemática moderna a la totalidad de lo solicitado oportunamente, pero, según la matemática Bancaria aun le restaban 21 años de abonar rigurosamente la cuota.
Obviamente Juan no era bueno con los negocios….pero el consuelo que tenía por esas épocas es que no era el único.
Pobre Juan, no cobró un solo centavo de los 11 años trabajados en la compañía, la empresa quebró, los directores desaparecieron de la misma forma que desaparecieron los depósitos de la gente común en diciembre de ese mismo año, pero no voy a recordarles que existe la matemática moderna y la matemática bancaria.
No hay mal que dure cien años, ni cuerpo que lo resista habrá pensado Juan cuando en Noviembre de aquel fatídico año consiguió empleo, eso si, por la mitad de lo que ganaba en la compañía que a esta altura podríamos denominar “La Quebrada”.
En lo primero que se ocupó Juan, nieto de inmigrantes, fue en el techo.
Trató de conversar amablemente con la gente que tantas veces lo había llamado para ofrecerle el crédito, pero evidentemente las cosas habían cambiado…el contexto, la situación del país, si hasta las torres gemelas se habían caído, Juan….ya no era bienvenido en el banco que tantos años llevaba siendo cliente. Con sangre y sudor reconoció la diferencia entre la Matemática Moderna y la Matemática Bancaria o mas conocida, como decía el poeta, “Lo tuyo es mío y lo mío mío”.
Pobre Juan, era evidente que el 2002 tampoco iba a ser su año, intento refinanciar sus deudas, pero miren que lindo jueguito de palabras aprendió, “Lo máximo que podía pagar no colmaba a las mínimas expectativas” que tenía la entidad bancaria con respecto a su cliente, pero en este punto quiero detenerme, Juan era Un Estimado Cliente.
A esta altura millones y millones de depósitos quedaron en poder del sistema bancario, colapsado seguramente por gente como Juan, y cuando alguien osa violar los estatutos y el espíritu de las entidades financieras, aparece en escena otro grupo inefable, el de los representantes de las entidades bancarias.
Si el banco era inflexible en torno a sus pretensiones, no se imaginan la rigurosidad del Estudio Jurídico que defendía los intereses de tan prestigiosa institución…
Desde el surgimiento de la raza humana han aparecido tantas lenguas como poblaciones, como para satisfacer una de las necesidades intrínsecas de los homo-sapiens, el de la comunicación. Algunas no han podido descifrarse en la actualidad, pero existe un Lenguaje que, a priori, aparece como perfectamente entendible al oído humano, pero justamente la problemática radica en el transfondo que acarrea, nada aparenta ser como es, todo tipo de representación que intente expresar el lenguaje será interpretado de manera incompleta en algunos casos e inversa en las peores situaciones por aquellos mortales que lo desconozcan, ese idioma es el de los Abogados.
Pobre Juan, a esta altura ganando la mitad que el año anterior, sumado a la devaluación anunciada por el presidente…..disculpen los lectores la duda pero creo que en esa semana hubo 5 presidentes….Duhalde, si fue Duhalde que dijo la famosa frase
“La convertibilidad ha dejado de existir”, ahora un estudio jurídico muy prestigioso lo intimaba a regularizar su situación, y lo hacía con el idioma que, de ahora en mas denominaré “El Idioma de Los Doctores”.
No es difícil comprender que el pobre Juan, a esta altura ya no era Estimado, y si bien era especialista en otros menesteres, no dominaba el idioma de los “Doctores”, por eso, consulto con sus amigos y familia para ver si conocían a algún abogado conocido que lo asesore en tal difícil trance.
En virtud de su exiguo presupuesto, el pobre Juan fue a parar a la oficina de una abogada que en sus años de esplendor había sido eficiente en la ayuda de un familiar, era evidente que ese esplendor había pasado hace bastante tiempo.
En cuentagotas y con la terminología típica del idioma de los “Doctores” fue respondiendo a las requisitorias del prestigioso “Estudio Jurídico”, cada acción que la abogada realizaba tenía un costo que únicamente era lo exigido por la ley, como era conocida de este familiar al que refirió de cuatro maneras distintas en otros tantos días le hacía ese favor a nuestro pobre Juan, apiadándose de su presente y de su ulterior futuro. Pero como expresamos líneas arriba en el idioma de los “Doctores” nada es lo que parece, y en realidad las presentaciones que a esta altura realizaba la abogada “Amiga” no tenían costo alguno, ergo, en simple castellano, le estaba cobrando honorarios al pobre Juan, honorarios para nada económicos.
La inflexibilidad del estudio jurídico demandante del Ex Estimado cliente, llevo al mismo a buscar una solución extrema, ya que intentar interpretar su situación era como intentar conducir un automóvil en Londres.
Así es que Juan se contacto con el padre de un amigo para intentar vender la casa, cancelar la deuda y terminar con el problema, mas allá que dicha venta le generase o no un pequeño rédito.
Así es que comenzó una ardua negociación entre el Prestigioso Estudio Jurídico y la abogada amiga, a todo esto aparecían por la vivienda de Juan interesados en adquirir la propiedad.
El mas generoso comprador ofrecía a Juan la suma de 50000 pesos, pero según los dichos de la abogada amiga el prestigioso estudio jurídico pretendía 67000.
A inicios de este relato distinguimos entre la matemática moderna y la matemática bancaria, agregaremos ahora el concepto de la matemática Judicial.
Tras arduos días de intensas negociaciones, de visitas de oficiales de justicia para verificar los bienes embargables que poseía el pobre Juan, visitas que fueron esquivadas merced al estado de alerta en que se encontraba, y de presiones de todo tipo, no se pudo arribar a un acuerdo y quedó todo encaminado para el remate de la vivienda.
Así es que, siguiendo la sugerencia de un amigo, Juan accedió a mudarse a la casa que este le ofreció desinteresadamente, para al menos evitar que le embarguen los bienes que le pertenecían, mas allá que en el remate lo máximo que podría lograr es cancelar un 20 % de la deuda exigida, esto implica que quedaría inhibido de “veras” por el resto de sus días….
El tiempo fue transcurriendo y la situación de Juan comenzó a normalizarse, el tomar distancia le hizo bien y con el devenir de los días pudo ir caminando sobre tierra un poco mas firme. De pensar minuto a minuto en el problema que estaba inmerso pasó a tenerlo presente día a día y luego con menor periodicidad, pero el problema seguía estando ahí.
Una noche fría del año 2003 recibió un llamado de su madre en el que le decía que tenia un interesado en la compra de su vivienda, Juan que ya había pasado por esta situación no quiso exponerse nuevamente a los tires y aflojes de los abogados y prefirió seguir transitando el camino de la vida al margen del sistema financiero.
Pobre Juan, más allá de asimilar las Matemáticas Bancarias, no lograba comprender las matemáticas judiciales. Si bien no entendía el idioma de los “Doctores”, de tanto tratar con ellos comenzó a comprender su accionar…
Entonces realizó el siguiente razonamiento, si los “doctores” perciben el 20 % de comisión, porque desechar el 20 % de 50000 que es mucho más que el 20 % de 15000, que es lo que obtendrían como máximo si la casa iba a remate. Entonces, se dejó llevar por la corazonada y aceptó reunirse con el potencial comprador.
Fueron hasta la vivienda, y la desolación que presentaba realmente lo conmovió, pobre Juan, tanto esfuerzo, tanto trabajo, tanto sacrificio se desvanecía como arena entre los dedos, porque en nuestro amado país el hilo se corta por lo mas delgado, pero para poder dejar de ser un marginal del sistema tendría que intentar solucionar el problema.
Cuando le comento al interesado acerca de la severidad del prestigioso Estudio Jurídico, este llegó a la misma conclusión que Juan, ergo, o el gato estaba encerrado o se quedó sin leche.
Pobre Juan, le había llegado la hora de enfrentar el problema, así es que junto a un colega, se hicieron pasar por abogados y llamaron al prestigioso Estudio jurídico, si bien conocían algunas muletillas del lenguaje de los “doctores” en algunos momentos se les complicaba la interpretación…ya que no hay que olvidarse que las palabras emanadas en este lenguaje no tiene su correspondencia al castellano por mas que suenen igual.
Pero al llegar al momento culminante de la negociación, en el lenguaje de los “doctores” es cuando se habla de dinero, para sorpresa del pobre Juan, las pretensiones del prestigioso Estudio Jurídico no eran las esgrimidas por la abogada amiga.
De esta forma quedó descubierto el ardid, la abogada amiga quería pagar 30000 pesos, el prestigioso Estudio Jurídico pedia 45000, cifra en la cual la transacción se podría haber realizado, y en este pasamanos, la abogada amiga se hacia de la suma de 15000 pesos, como el prestigioso Estudio no aceptó, dejo caer la operación, pudo mas la avidez que la solución del problema, quien suscribe no tiene muy en claro si este es otra característica del lenguaje de los “doctores”.
Finalmente el Pobre Juan vendió la casa que nunca fue suya, pudo reinsertarse en el sistema, no quedó inhibido de “veras” y si así lo desease, hoy día podría adquirir una TV 29 “ en 24 cuotas…
Epilogo
Pobre Juan, hoy alquila, y está sujeto a los vaivenes del mercado para saber cuanto tendrá que desembolsar por su 2 ambientes en Almagro
El prestigioso Estudio Jurídico amplió sus instalaciones comprando un piso en Puerto Madero, con un par de intimaciones, 5 llamados telefónicos recibidos obtuvieron del Pobre Juan la suma de 10000 pesos
La Entidad Bancaria obtuvo del pobre Juan la suma de 90000 pesos por prestar en su momento 35000, nada mal para una época de crisis.
La abogada amiga tiene turno para una liposucción la próxima semana